Por. FaLo confieso. Soy de las que, cuando vino Christina, a fines del año pasado, esperaba que cante más canciones antiguas que nuevas. Si, así es. Hay algunas canciones de las “nuevas” (ni tanto ya) que me parecen buenísimas y otras que me parecen insoportables. Pero este disco me encanta, todo, completo.
Tenía mi cassette grabado de otro cassette de alguna de mis amigas de adolescencia. Tiempos bonitos en los que, cosas cómo escribir las letras de las canciones románticas de moda en un cuaderno especial, y luego cantarlas a coro con todas tus amigas, llenar slams, llamar por teléfono al chico que te gustaba solo para oír su voz y luego cortar, y emocionarte con solo una mirada de este mismo chico, no eran motivo de vergüenza, sino cosas de todos los días.
Como todo, cada momento de nuestra vida tiene su soundtrack. Estas canciones forman parte importante del soundtrack de mi adolescencia. Estar sentada al borde de una piscina, una tarde de verano, o en las escaleras, o en algún balcón, rodeada de las que aún son mis mejores amigas, cantando “Voy en un coche” o “Mil pedazos”, es algo que no me gustaría olvidar jamás. Siempre he tenido miedo de olvidar momentos importantes de mi vida, debe ser por los pocos recuerdos que tengo de mi niñez, y por mi mala memoria, pero siempre habrá canciones que nos ayuden a recordar, que nos remitan a momentos, a hechos claves, a pedacitos de nuestra historia.
Con mi mejor amiga de ese entonces “Tu por mi” era nuestra canción. Éramos muy unidas, quizás por carencias familiares de ambas, yo era como la hermana que ella no tuvo, ella era mi cómplice y mi compañera de aventuras. “Tu por mi, yo por ti, iremos juntas donde haya que ir” fue algo que nos tomamos muy en serio. De los 12 a los 17 años fuimos inseparables. Y a ambas nos encantaba este disco. “Maldita florecita” y “Yo no soy tu ángel” también formaban parte de nuestro repertorio.
Volviendo al presente, al concierto fui con mi novio, no con mis amigas. Y es que el tiempo pasa y muchas cosas cambian. Ahora diré que me gustan mas “Señorita” “Alguien que cuide de mi” y “Tengo una pistola”. Igual me gusta todo el disco, me gustó siempre, será por la voz dulzona de la cantante, por las tardes de verano en compañía de sus canciones, y por las amigas que cantaron conmigo repetidas veces “Dile a papaaa, que me voy de la ciudad”.
Un chibolo con casaca de cuero y jeans desgastados. El chico del que habla Christina en “Maldita florecita”.