emepitri

Por Ana Karina

Hay una etapa que pasamos con marcada relevancia, dependiendo del ojo presente. Cuando los temores de la adolescencia parecen gigantes de varias cabezas y el espejo nos enseña que la inocencia infantil va desapareciendo. Entonces buscamos sobrevivir con nuestras habilidades y algunos terminamos pensando que somos erizos con cabello rizado.

Cuando pienso en esa época de mi vida no suelo reconocer las sensaciones pasadas. Es más, pienso que no la pasé tan mal, después de todo. Pero mucho faltó, mucha música, pienso ahora. Y más, si me pongo a escuchar este primer disco de Ben Kweller que automáticamente me traslada a esa época en la que me escondía detrás de un uniforme escocés de rayas rojas. Siento que de haberse adelantado un par de años otra hubiese sido mi mirada, si para el 2000 hubiese tenido un discman con el Sha Sha, estaría regresando contenta a casa, cruzando los parques que la separaban del colegio y que alguien me acompañaba diciendo que esto es normal, tanto que se puede cantar. Transformando la energía de la adolescencia y corriendo.

Y me dan ganas de saltar, porque me siento chiquilla de nuevo, me olvido de mis 21 y regreso a mis 15 y me digo que todo estará bien. Que no existen gigantes de mil cabezas, que al contrario, descubrirás algo nuevo por los oídos, que verás muchas películas. Encontrarás una canción exacta para lo que sientes y que al ver de nuevo el espejo te darás cuenta que estás más radiante.

"I don't feel like i'm falling.
No, I don't feel like i'm falling
No, I don't feel like i'm falling down.
Just say "hello" to the ground. "

Disco para escuchar: Cuando no sabes que poner en el discman para hacer esa caminata sin rumbo que necesitas y despejar la mente, olvidar y sentirte mejor.

Si el disco fuese chico sería: Aquel que ves desde tu asiento en el micro, lleva audífonos y no deja de mirar por la ventana.