Los audios que usamos son básicamente de promoción. Creemos que es necesario que los que leen una reseña puedan, por lo menos, escuchar algunas canciones de los discos sobre los que escribimos. Si les gusta estamos seguros que comprarán el disco original. De todos modos si algún artista o grupo cree conveniente que no usemos sus temas no tenemos problema en retirarlos. Para ello solo tiene que escribirnos a emepitri [arroba] gmail.com
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Hoy día conversaba con un señor-amigo que gusta mucho de la música. Me decía que a él le gustaba mucho la salsa, sobre todo bailarla, pero que no escuchaba salsa sino valses y boleros. Yo le dije que hoy se cumplían 15 años de la muerte de Lavoe, lo que generó una larga e interesante conversación. Recordó su visita al Perú, muchos episodios de su vida, el día de su muerte y lo que significó. De alguna manera sentí que Lavoe seguía vivo. Después de eso me preguntó qué música escuchaba a lo que no supe responder bien. Me hice un nudo en mi respuesta, pero dije que al igual que él también me gustaba mucho la salsa, y aunque bastante mal, sobre todo bailarla.
Lo primero que pensé cuando terminé de escuchar el Viva la vida or Death and All His Friends es que aunque no lo quieran: Coldplay siempre será Coldplay. Una especie de “así el mono se vista de seda, mono se queda” de la abuela. En este caso podríamos decir: así Brian Eno produzca tu disco, Coldplay te quedas.
Eso no quiere decir que el disco sea un desastre. Sobre todo si tomamos en cuenta que este disco ha logrado dos cosas que ninguno de los tres anteriores logró conmigo. Y eso ya me parece bastante. Primero: lo escuché completito varias veces. Segundo: ha logrado conmoverme, convencerme y hasta emocionarme con su single Viva la vida, aquella epopeya retransmitida por la radio.
Y es que Viva la vida, con escándalo de plagio y todo, no se parece a ningún otro single de Coldplay. Nada tiene que ver con The Scientist, ni con Yellow ni con Trouble. No tiene nada que ver con aquel canto desgarrado de aquel chico afectado y menos se convertirá en la típica canción de pareja.
Pareciera que en esa canción se condensó aquello de "darle vida" a la música de Coldplay. Viva la vida simplemente no parece canción de Coldplay. Desde los primeros violines hasta los tambores del coro se parece más el nuevo single de Arcade Fire que a otra cosa.
Lamentablemente ahí se termina.
¿Qué más podemos rescatar? Life in Technicolor, Lovers in Japan/Reign Of Love y Death and All His Friends, canciones que significan un avance, que demuestran la mano de Eno; pero que aún están lejos de lo que Chris Martin nos prometió con este disco: parecerse algo al The Unforgettable Fire de U2.
De toda maneras hay que agradecer por la canción del invierno. La vuelta de tuerca aún está fría fría, recontra fría…
Datos para los pintores: la imagen de la portada es una famosa pintura de Eugène Delacroix titulada "La libertad guiando al pueblo". Y también leí que el nombre del disco algo tenía que ver con la pintura de Frida Khalo del mismo nombre.
¿No te ha pasado que ves una película y después no puedes dejar de pensar en la canción que suena en ella? A mí varias veces.
Ayer en la noche vi una vez más Chungking Express de Wong Kar Wai, aquel ejercicio de estilo del director honkonés, filmado en dos semanas, y que finalmente le significó el reconocimiento internacional. Vi también Walk the Line de James Mangold, el estupendo biopic de Johnny Cash que uno no se cansa de ver jamás.
Como este no es un blog de cine y tampoco lo pretende ser este post es solo una excusa para postear sobre las canciones que se han quedado sonando en mi cabeza. Esta es una manera de tenerlas a mano cada vez que quiera volver a escucharlas.
Tim Harrington es el gordo faltoso que todos llevamos dentro. Impúdico, procaz, sicalíptico, provocador, exhibicionista y, a primera vista, rematadamente chalado, pero buena onda en el fondo, Harrington habla de descensos tiernos y lúbricos, de las afinidades con nuestros enemigos, de relaciones estrepitosas e imprecisas y termina siempre medio desnudo en los escenarios, repartiendo besos entre los concurrentes –compañeros de grupo incluidos– y regodeándose en el desmadre que arma su banda, Les savy favs, cada vez que toca en vivo.
Harrison Haynes, el batero, tiene una mejor presentación: Les savy fav encarna el diagrama evolutivo del ser humano. Del Austrolopitecus al Homo sapiens. Desde luego –y fuera de bromas, incluso de aquellas que la misma banda suele hacer–, no se trata de una evolución lineal sino yuxtapuesta, simultánea y es precisamente la sincronía lograda por estos homínidos de Rhode Island lo que termina afilando cada uno de sus temas. Las canciones de Les savy fav son abrasivas y filosas pero también poseen una versatilidad perturbadora y entonces el punk militante y las furibundas guitarras de los inicios le hacen sitio a una amplia gama sonidos. El post punk, ese compuesto químico inestable y gaseoso, termina por arder en medio una música perfecta para la premura, para la insolencia.
Faltoso, abrasivo, descaradamente versátil. Así suena el Let's stay friends, el tercer disco de la banda. Doce temas le bastan a Les savy fav para incendiarlo todo y, en medio del desorden, construir algo así una pista de baile hecha de fuego y ruido. Ese es quizá uno de sus mayores méritos (uno de los que yo más aprecio, en todo caso): melodías gritables y saltables pero también bailables (basta ver el video más abajo de Patty Lee para darse una idea).
¿El disco? Pues bien, Pots & pans es toda una declaración de principios. Probablemente el gordo Harrington ya esté desnudándose para cuando inicia la trepidante The equestrian. La ya mentada Patty no es un tema para escuchar sino para bailar con descaro luego de haber quemado la pequeña (y probablemente en mal estado) unidad de transporte público cuando los semáforos de por mi casa parecen no funcar. What would wolves do? y el artero reposo del fuego, quizá el tema más logrado de esta placa (ok, es mi favorito). La embriagante Brace yourself sorprende, uno de los temas donde la banda se abre más a la dimensión desconocida de la psicodelia. Raging in the plague ages. Comes & Goes o Les savy fav jugando en pared con la fiery furnaces Eleanor Friedberger y explorando el lado más melódico del grupo (que no el más sensiblero, esa canción es tan punzante como todas las demás). Para terminar, en redondo, The lowest bitter y el regreso a lo visceral.
Nuestro modo de sentir va y viene.
Va y viene. O permanece, amigos (?).
Buscando magia o estrellas en la parte posterior de las cajas de fósforos encontraremos el combustible para incendiar las señales de las certezas y las veremos brillar, incandescentes, mientras oímos a Harrington y lo imaginamos entregado al exceso. Nosotros mismos nos entregamos deliberadamente a los excesos mientras oímos el Let's stay friend de Les savy fav. El desorden de los sentidos comienza y el mundo por un instante tiene la perfección del instante en que arde la llama. Como dice ese gordo faltoso que todos llevamos dentro: esta banda es como un corazón que palpita con arrebato, con delirio. O como el fuego que no se consume. Y su final no es cercano.
Una vez alguien me dijo "Todos tus gustos se cruzan".
Nada más cierto esta noche.
Kings of Leon abriendo para Pearl Jam!
Totalmente perfecto, no había más que pedir, aunque siempre a alguien le falta un tema para el set list ideal, fui sin esperar nada, era lo mejor, solo pensaba que era el mejor momento para ver a KoL, considerando que tienen tres discos, están por sacar el cuarto y que el segundo es mi favorito.
Llegue justo cuando arrancaban, pero no reconocía la canción, así que pensé que estaban recién cuadrándose, aunque eso no pasa cuando un grupo arranca un show... Minutos después me dijeron que era Crawl, del nuevo album, ahí recién me enteraba que el nuevo álbum salía este setiembre, adelantándose bastante al espacio de 2 años por álbum.
Cada tema era genial, mucha gente recién llegaba y eso jodía un poco, no estaba muy cerca, pero se escuchaba bien, si llegaba a ver algo y además tenia una pantallaza ahí nomas.
Mucha gente decía algo en común: "Nunca antes había visto una banda que abriera con tanto jale" y es pues, que los KoL son simplemente geniales, al rato vino Taper Jean Girl, que es un tema que me gusta mucho, luego King of the Rodeo, ahí convulsioné y recién me percaté de lo que estaba sucediendo, estaba viendo a uno de mis 7 grupos favoritos, tanto así que ni pensaba en que luego entraba Pearl Jam, estaba más emocionado que maricón con tetas nuevas, sabrán comprender.
En resumidas cuentas el concierto fue de la puta madre, había bastante gente bailando, apuesto a que a partir de ese día hay muchos fanes nuevos de Kings.
La malo es que como es la banda que abre, no tocaron mucho tiempo, o al menos esa impresión daba, fue poco más de una buena y violenta hora de música de la puta madre.
On Call me gusta bastante más ahora, esa noche sonó increíble.
Luego vino el cierre con Slow Night, So Long, estaba esperando a ver si saltaba Eddie, como en otras ocasiones, pero no, no. No pasó esta vez.
Me faltó Soft y California Waiting, pero bueno, ni hablar me puedo quejar..
" My cold cold stellar heart says get on your way I aint to proud to say but thats how I'm made I'll be that person 'til my dying day I try so awful hard but I can't change
From runways to the road I ramble alone This thumbnail sized of a heart is black as cole Your beauty it still brings me to my knees Don't waste a tear on me this is my disease..."
"el cantante de... como se llama esa banda??? esa banda de rock bien conocida... radiohead... el cantante de la banda radiohead..." *plop!
Este álbum fue concebido como un sountrack desde el inicio, es decir, no fue un puñado de temas existentes metidos en un disco, ni una labor muy apartada del concepto, sino algo muy directo pues tiene temas exactos para escenas puntuales, lo que no le quita un gran valor por si solo, pero es increíble, como algo que funciona tan bien independientemente, pueda hacerlo aún mejor en conjunto.
Into The Wild es un álbum pequeño (dura mas o menos unos 30 minutos con 9 temas originales y 2 covers) pero conciso, compuesto, escrito y creado íntegramente por Vedder, en el que él mismo toca casi todos los instrumentos, tiene un sonido suave, pero muy poderoso en contenido, energía y vibra. Este disco logró muchas cosas en todos los niveles en cuanto a composición, incluso hubo personas que pensaban y sostenían que luego de muchos años, Eddie Vedder logró hacer, algo que toda la banda junta ya no pudo. La verdad yo me resisto a pensar de esa forma.
Eso sí, si a alguien le interesan los premios, creo que esta fue un olvido tremendo en la última entrega de los Premioses Oscares, alguno de estos temas debió ir en la categoria de Música Original (no estoy seguro si la categoría tiene ese nombre exacto la verdad...) para una película, en vez de tanta basura precocida como la música de Encantada, que habían como 3...
Mis favoritas, Far Behind, tal vez la más rockera del disco, Hard Sun, uno de los dos covers, el que canta junto a Corin Tucker, la poderosa (al menos en cuanto a voz) vocalista de Sleater-Kinney, la cuestionante Society y Guaranteed, tema con el que se me ponen los pelos de punta cada vez que le doy play.
Definitivamente un disco para conseguir, escuchar, pensar, sentir y dejarse llevar.
"Take leave in conscious mind Found myself to be so inclined Why sleep in discontent... Oh, the price of companionship
My shadow runs with me Underneath the big white sun My shadow comes with me as we leave it all We leave it all... Far behind..."
Que distintos serían nuestros días si a nuestras radios limeñas llegaran españoles como el Sr. Chinarro y no los Alejandros Saenz, David Bisbales y Orejas de Van Gogh de siempre. Seguramente andaríamos un poquito más felices tarareando estas canciones, nuestros viajes en el transporte público serían más llevaderos y, quién sabe, quizá podríamos de vez en cuando poner la radio para ver si nuestra canción favorita es la número uno de la semana.
Alguna vez los que hacemos este blog coincidimos en aquello de que sin la música nuestros días serían aún más sombríos de lo que lo son a veces. Decíamos, casi en coro, que un disco o una canción puesta en el momento preciso podía ser más útil que el alcohol, las pastillas o tratamientos médicos. Cuando ya no quedaba nada, ahí estaba la música para salvarnos la vida. Creo que ya lo dije alguna vez pero suscribo aquella frase del filósofo que dice: si la música no existiera el mundo sería un error.
Este disco es ideal para momentos jodidos.
Si llegaran grupos españoles como éste, o como Los Planetas o La Buena Vida o Niza, quizá nuestra sociedad estaría menos idiotizada por la canción de moda. Ya en España es algo raro que el Sr. Chinarro suene en las radios –en las mismas que no paran de pasar el cansadísimo y estúpido perrea, perrea del Chiki Chiki-.
Lo más triste de todo es que esta música es de lo más radiable del mundo. O sea ahí están las notas fáciles, el coro infaltable, la letra aprendible, la duración perfecta, cantadas en español. O sea la canción ideal para la radio, pero no… siempre preferirán torturarnos con la versión número mil del perreo de moda. Claro uno puede decir que le puede escapar a ese destino con un buen par de audiófonos, pero igual uno no le escapa al mal humor que genera en todos tus co-habitantes el loop infernal de las canciones de moda.
O irse a Montreal como me decía alguien o curarse con bonitas canciones. En fin, soñar no cuesta nada